Tom Shadyac cobraba 35 millones de euros por película. Pero no era feliz.
Hace unos pocos años, Tom Shadyac parecía tenerlo todo.
Era uno de los directores más codiciados de Hollywood, y sus películas habían recaudado 1.500 millones de euros en taquilla. Vivía en una mansión de 1.600 metros cuadrados, tenía coches de lujo, viajaba en jets privados y asistía a fiestas extravagantes. Ahora vive en una caravana, va en bici al trabajo y viaja en vuelos comerciales. No se ha arruinado, sino que decidió desprenderse de su fortuna por voluntad propia.
Shadyac ha dirigido películas como Ace Ventura, Mentiroso Compulsivo, El Profesor Chiflado, Como Dios o Patch Adams. Es decir, era una máquina de generar dinero. “Gané unos 4 millones de euros con ‘Mentiroso Compulsivo’ y tenía una parte de ‘Como Dios’, que acabó recaudando más de 1.000 millones; sólo con esa película gané 22 millones de euros”, decía Shadyac a The Altucher Confidential.
Y, sin embargo, algo no iba bien.“Estaba de pie, en la casa que mi cultura me había enseñado que era la medida de la buena vida, y a menudo me invadía un sentimiento extraño, pero muy claro: no era más feliz que antes”, dice en su documental I Am.
En 2007 sufrió un grave accidente de bicicleta y tuvo varios impulsos suicidas. Cuando finalmente se recuperó decidió vender todas sus pertenencias, abandonó su carrera en Hollywood y empezó a rodar el documental I Am. Su objetivo era responder a las dos preguntas que le atormentaban: ¿Cuáles son los problemas de nuestro mundo, y qué podemos hacer sobre ellos?
“Cuando me enfrenté a mi propia muerte tuve un momento de claridad instantáneo. Si, en efecto, iba a morir, me pregunté a mí mismo: ¿qué quiero decir antes de irme? La respuesta era muy simple y clara. Quería decirle a la gente lo que había aprendido. Y lo que había aprendido es que el mundo en el que estaba viviendo era una mentira”, dice en el documental.
De hecho, antes de tener el accidente ya había pasado por diversos momentos de dudas existenciales. “Llevaba un tiempo evaluando la disonancia entre estar ganando todo ese dinero y estar en el set con gente, el equipo, que no podía permitirse las necesidades básicas de sus familias. No me parecía justo. Así que no creo que la conmoción fuera lo único que me hizo tomar la decisión, aunque definitivamente fue una crisis, y, a menudo, las crisis desencadenan este tipo de cosas”, decía a The Altucher Confidential.
El verdadero éxito
Para Shadyac el problema está en la definición de éxito de nuestra cultura. “Tenemos un modelo de éxito basado en factores extrínsecos. Tienes que tener un cierto estatus en el trabajo, una cierta riqueza… pero creo que el verdadero éxito es intrínseco. Es el amor. Es la amabilidad. Es la comunidad”, explica.
A día de hoy, Shadyac vive en una caravana en Malibu, ha donado grandes sumas de dinero a varias organizaciones no gubernamentales que luchan contra la pobreza y las causas medioambentales, ha abierto un albergue para los sin techo en Virginia y es profesor de escritura de guiones en la Universidad de Pepperdine. Ya no tiene jet privado, ni jardinero, ni tres managers. Pero dice que nunca ha sido tan feliz.
Fuente: http://www.playgroundmag.net
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